domingo, 4 de noviembre de 2012

Hiperealismo a boli bic con Juan Francisco Casas

Juan Francisco casas, un artista español con gran fama internacional por medio de su obra realizada por medio de boli bic, ha realizado numerosas exposiciones por Europa y actualmente su obra se encuentra a la venta en Madrid, en la galería Fernando Pradilla.

El artista asegura que un "bic" tiene algunos problemas como, que no te deja borrar dice que "es mejor equivocarte al principio", ya que hay que limpiar su punta a cada momento para que el trazo sea limpio, y está concebido para pintar en vertical, a él le permite hacer "dibujos de corte realista con un material muy realista".

Abandona todos los colores del mundo y todos los pinceles para limitarse exclusivamente al bolígrafo Bic y, además, normalmente de color azul. También abandona lugares urbanos, cosas de la naturaleza para concentrarse en el retrato de chicas, guapas, jóvenes, a menudo ebrias, a veces haciéndote fotos pero siempre ligeras -tanto de ropa como de actitud: desenfadadas y dicharacheras.


Según el artista “el porno tiene una función puramente fisiológica, otra cosa es si hablamos del sexo explícito y la manera de tratarlo”. El sexo es la clave de su obra , cuenta que “se manifiesta de manera más evidente cuando se transvasa la frontera entre lo que habitualmente es privado a lo que es público y esta circunstancia lo destaca sobre otros conceptos que trato.”

Al ser incapaz de encontrar algún motivo en su entorno (social, político, cultural) con el cual identificarse,  ha dirigido su atención hacia la imagen fotográfica. No busca información sobre una representación de la realidad sino un modelo que, sin abandonar los presupuestos de la representación, le permita llevar a cabo un ejercicio pictórico desprovisto de cualquier atisbo de expresividad o carga emocional inoportuna.

Casas, ha dicho en numerosas ocasiones que la fotografía le ofrece toda la temperatura expresiva que, a nivel de tratamiento, puede o quiere permitirse. Ni la corrige ni la altera, de ahí se deriva su realismo.  Su pintura es un ejercicio claro de reproducción, de camuflaje retórico que marca su estilo propio que precisa de la invisibilidad para resultar efectivo.

La clave de su hiperrealismo se encuentra en que fotografía lo que pinta, es decir, su trabajo lo comienza con una cámara en mano y lo traspasa al papel con su inseparable boli bic. No hay un ni una huella, ni un gesto que denuncie algo más que lo representado en la instantánea, sus pinturas y están realizadas con absoluta premeditación. Una operación deliberada que arranca desde el momento en el que sale a buscar las fotos (o a provocarlas).

En sus composiciones se aprecia el estatismo y el predominio de la vertical del Renacimiento como hizo Rubens y la movilidad y el ritmo del Barroco. Además hace uso del recurso del escorzo sumergiendo al espectador en las vivencias del artista con encuadres que olvidan el entorno para centrarse en la figura y la expresión de ésta.

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